Angélica a través de la miopía
I love you the first time,
I love you the last time;
yo soy la princesa,
comprende mis white lines...
—Ultraviolence, Lana del Rey
Volví a mirarme con Angélica. No hay contexto, pero sí pretexto. Me escribió por puto Discord un domingo a las 11 de la noche. Cuando ví la notificación creí que sería Danny, no sé por qué pensé en Danny, si no le hablo, si no la veo. Las últimas veces que alguien me habló por Discord fueron o Julián o Danny. Pero era Angélica. Así vuelven las cosas grandes de tu vida. Sin escándalo, sin ruido, por la puerta del patio de atrás, caminando de puntitas, para darte la sorpresa...yo pensé que estaba en una de esas duermevelas, cuando te vas quedando dormido y dejas que tu mente agarre camino, solita, e imagina e imagina mil cosas y ninguna, yo me dije "de seguro es eso", una alucinación chiquita antes de quedarme dormido. No tengo una clasificación de las ilusiones, pero hay grados. Las grandes ilusiones cambian mucho, formas, colores, sucesos y recuerdos de sucesos, mientras que las chiquitas traen ruidos, hormigueos, apenas perceptibles cambios en la luz... Angélica no es un cambio gradual en la luz, sino una fuente de luz. Y me habló por Discord. Ahora mismo se me antoja comparar la sensación de su regreso con la imagen de una luz cilíndrica entrando a tu cuarto a las 11 de la noche. Es una imagen sin lugar a dudas hermosa, y sin lugar a dudas inquietante, porque, ¿qué hace un haz de luz entrando a tu cuarto a esa hora? Un filo de luz vampírea
me excité y me dió miedo leer lo que decía el mensaje. Cuando lo leí, me di cuenta de que no había estado respirando: te tengo que platicar de una pequeña teoría que se me ocurrió
pensé, y me da pena admitir que lo pensé: está sola, es domingo, algo (ALGUIEN) la devastó, y ahora está aquí. Está trágica, está teniendo otro episodio trágico. yo conozco la manera que tiene de pelearse contra ella misma. yo conozco su manera de perder siempre cuando se pelea contra ella. si me está hablando ahorita de seguro es que perdió. su premio de consolación aquí está esperando por ella. Soy el premio de consolación, su peor es nada... Soy consciente de la terrible y chaparra autoestima que proyecta todo esto que acabo de describir, pero por eso lo hago, no me importa haberlo sentido ni contar que lo sentí. Y no hablo de las ilusiones y las alucinaciones nomás porque sí. La baja autoestima es la ilusión degradada, destruida de uno mismo, una ilusión destructiva y destruida que viene del terror. Yo ya me desperté a las ilusiones, sé cuando algo que estoy viendo es ilusorio, ya soy casi invulnerable a lo ilusorio, no me hiere que se caiga la ilusión, tampoco me hiere que siga sosteniéndose. Ser inmune no es sinónimo de ser indiferente. Desperté a la ilusión que es Angélica, pero duermo, sueño hondamente con la persona-Angélica. No soy indiferente a Angélica. Las personas que más nos aman nos ofrecen la ilusión más hermosa de sí mismas, la más perfecta, la más semidiosa apariencia. Nos cuentan la mentira más hermosa. Yo sentí la mentira en los huesos mientras leía sus palabras viboreantes. Y le contesté con un mustio signo de interrogación. un signo de interrogación flaco y miserable, rastrero, arrastrado, migajero. una patética finta de pregunta que ni siquiera era una pregunta sino una afirmación: SÍ, SÍ QUIERO QUE ME CUENTES TU TEORÍA, Y QUIERO QUE PONGAMOS JUNTOS A PRUEBA TU TEORÍA, Y QUIERO QUE LA CONFIRMEMOS JUNTOS, QUIERO SER DESTRUIDO POR TU TEORÍA, QUIERO SER EL SACRIFICIO QUE TE HACE POSIBLE, QUE TE ENTRETIENE, SOY TU CORDERO, TENDIDO EN EL TABLADO DE LA SACRISTÍA, CON LAS RIBERAS ROJAS ABIERTAS A TRAVÉS DE MIS COSTILLAS, CON LA PRIMAVERA DE MI SANGRE, EL DESHIELO DE ELLA, MI CUELLO, MI CAÍDO Y APACHURRADO PESCUEZO, COLGANDO DE UNAS MANOS COLOREADAS CON MI SANGRE, YO COMO EL SACRIFICIO, TÚ COMO LA DIOSA, YO, EL CORDERO DE DIOS, Y TÚ, LA DIOSA DE MÍ,
sancta maria, mater dei...
Dos días después del domingo, nos miramos. Estoy completamente seguro de que me dejó con ese día de ausencia en medio de nuestro reencuentro (el lunes) para torturarme. Quería torturarme con la espera, ansiarme con la incertidumbre de si me cancelaría, si ya no me diría nada a la mera hora, estoy seguro...y eso aumentó mi deseo por ella. es el problema de desear: cada obstáculo interpuesto entre tú y el deseo contribuye al deseo, lo hincha. El día enterior no pude escribir ni leer nada. ni siquiera tenía la capacidad en los diarios de Anaïs porque mi cerebro sencillamente estaba monopolizado por el presentimiento de verla. de olerla otra vez, de oírla hablar, lo rápido que ella habla, lo poco que necesita pensar lo que dice, lo inteligente de su manera de hablar, siento como si todo lo que ella dice en una plática fuera una sola frase interrumpida por silencios chiquitos: mi voz son esos silencios chiquitos, cuando hablo y siento que no estoy diciendo nada, que la harta mi primitivismo, lo poco que he penetrado en los misterios serios...el año pasado, antes de la gran SEPARACIÓN, me aseguró que yo estaba investigando "los misterios de a mentis", me dijo que yo nada más quería fingir que iba hacia los misterios, pero que no podía ir verdaderamente en pos de ellos, porque yo era, en el fondo, un cobarde, que lo diferente me espantaba. Me agarró las manos, apretándolas, y dijo:
—soy el mayor misterio al que has aspirado, soy la decisión más valiente de tu vida, y eso me pone triste... ¿de qué estás espantado, Jilguerito?
Eso me lo dijo el año nuevo antepasado. Fue veneno puro para mi idea de mí mismo, mis nociones básicas acerca de este mundo, veneno para mis relaciones. Fue como si hubiera envenado el pozo de la pintoresca aldea medieval que es mi alma y de pronto todos los aldeanos contrajeran la peste negra. Pero sobreviví a la peste negra de mi alma. Resistí temblando de dolor y de coraje, me mordí los labios hasta hacerlos sangrar. Y estoy parado en el ahorita, sigo siendo alguien parecido a Ricardo Guerrero, alguien que me recuerda a él. Eso me llenó de ánimos y lumbre para enfrentarme al año que venía, el cual ha sido uno de los mejores de vida, al punto que llegué a considerar repletas mis reservas de felicidad, hasta las de emergencia, y eso, en consecuencia, me hizo creer que estaba preparado para una nueva etapa como amante. Amante en el sentido de "el que ama". Que, como ser humano, estaba tan lleno de color que podía permitirme el amor, otra vez, una vez, siempre una última vez para amar y darlo todo por este delicioso nuevo extraño, esta sensual paradoja contoneándose ante ti, seduciendo, llamando, eco de la voz de la sirena, y el árbol, del cual ya te desasiste... Pero las reservas de colores me fallaron, a la mitad del año, como si el Hondita te fallara camino a Ensenada, a la mitad de la autopista libre, y tú abrieras el cofre, viendo cómo se disipa el humo, sin saber qué vergas le falló. Y se sentía como si su veneno tuviera algún efecto retardado, como un áspid, que esperase la aparición de la alegría, de la jovialidad sincera, de una posible nueva y más grande ilusión, y se pusiera en guardia, y atacara esta ilusión con todo lo que tiene hasta correrla de mi alma. La corrió de mi alma. Un día equis el amor se me desinfló absolutamente en el pecho. Murió la hinchazón expansiva de mi pecho, el imán que me empujaba hacia el querer. No quería darme cuenta que eras tú, que estabas ahí, que nunca te saliste del todo, que la corriste a ella desde adentro, reclamando un oscuro y fascista derecho de antigüedad sobre mi corazón. Alegas y alegas que mi corazón es tierra tuya, y yo quisiera que mi corazón fuese más comunista, que quisiera repartirse en múltiples parcelas, que se regase con más aguas y más manos, que se expropiase como paraíso para todos los posibles...pero aparece la dueña, la señora de toda la tierra, la propietaria, la que duerme en el cuarto más grande de la hacienda. hiciste que mi corazón sea de derecha, de ultraderecha...cambiaste de lugar mi corazón. Ahora soy dado a los símbolos, soy sensible al frenesí de los fieles, me prende cualquier ceremonia que indique: sagrado. Soy un borrego como soy un fascista, sin la mente, sin el cuerpo, pero con el corazón, con las arterias palpitando fascismo. Y tú eres la época dorada a la cual nos llevaré de vuelta, tú eres el ideal de todo mi mundo, el aspecto del espíritu, la transustanciación de la carne en humo que juega a cambiar adentro de la luz. Pero estoy divagando. Fui a su casa. No estaban sus papás. Comenzó con su lección.
LA TEORÍA DE ANGÉLICA:
cuando llegué a su casa ella estaba en ácido. Estaba saliendo del peak y tenía en la cara esa expresión de relajada travesura de quien recién presenció EL ABSOLUTO y no pueden creer que regresaron a su cuerpo vivos y siguiendo siendo ellos...de modo que estaba muy pacifista, muy recordadora de detallitos tontos, de manías, estaba cooperando en el reencuentro y yo no sabía cómo actuar porque iba preparado para una tormenta, la devastación, o como le dicen en Jalisco al ruido que hace una tormenta formándose: un encuentro de nubes. Y tuve muchísimo miedo de que interpretara mi confusión como ansiedad, o peor, como indiferencia. Para acabarla, ella me había ofrecido dos cuadritos de ácido que yo consumí a la vez. Pero ella estaba simplemente en otra frecuencia que yo no era capaz de sintonizar en ese momento, aunque me di cuenta de que existía y de que estaba a salvo, lo que contribuyó a que yo me calmara y pudiéramos acercarnos a algo parecido a una verdadera comunicación humana. Yo estuve, casi al instante de entrar en esta comunicación, completamente libre de mis sospechas sobre ella y su espinoso y espinado corazón. Le perdí el miedo a sus pequeñas oscuridades, aprendí a ver el conjunto del cual ellas formaban parte y logré verlas como una hermosura negativa, como una muesca oscura que dejaba su hermosura cuando ardía, esas oscuridades eran una consecuencia de su belleza, una consecuencia necesaria, como manchas de la sangre de Penélope mientras tejía el sudario de su odio y de su amor por Odiseo. Estábamos los dos subidos en su cama, sin zapatos, y ella viéndome desde el otro lado de su cama, las piernas cobijadas con su cobertor de Rosita Fresita, traía su blusa negra de tristeza Parisina, su cadena alrededor del cuello, y me decía que no se sentía culpable de nuestro separamiento, que en el amor no existía nada como "la culpa", que no echaba ninguna culpa encima de mí, y que jamás me salí de su cabeza, que platicaba conmigo cuando se bañaba, en inglés, que se sintió ridícula y enamorada por mí, que cuando gozaba con otros ponía todo su empeño ilusorio en proyectarme sobre el otro, en reunir las similitudes y emplastarlas en un semi-yo convincente desde el punto de vista de su cuerpo. Que lloraba al venirse, que a veces se orinaba del dolor y del placer, y que ya no podía conformarse con la fantasía de mí, o con "la fantasía de la fantasía". Ahora deseaba la ilusión original. Entonces vengo y me le pongo, como tierra fértil para su ilusión. Si ella quiere agarrar mi cuerpo como campo de siembra, ya se está tardando. Soy tierra, telúrico, terráqueo, soy tierra, estoy toda rota por dentro desde hace 6.000.000 millones de años, y mi corazón es una enorme lumbre que jamás ha dejado de arder...me estremezco y ciudades se derrumban, no puedo dejar de moverme atravesando el vacío, soy tierra. Se lo digo, soy tierra tuya. Nada que plantes en mí será marchito. Haré que estés ultra florida. Mis palabras la hicieron llorar y decidió que había llegado la hora de contarme (ahora esta vez sí) su teoría. Dijo:
—tú sabes cuánto me cuesta llorar, aunque sea una puta gota. no me gusta ver las cosas a través del agua de mis lágrimas. no me gusta lo borrosas que se ponen, cómo pierden el contorno, las cosas se derraman afuera de los contornos y todo se siente raro, no me gusta cómo se siente. y luego me di cuenta de que no me gusta porque yo creo obra, crío mi obra, soy artista, y sólo puedo tolerar una manera de la miopía, la miopía artística, yo tengo miopía trágica, pero detesto la miopía lacrimosa, no la tolero, es mucho más aparente que la trágica... un artista que de verdad es, todo lo mira borroso, pero no por las lágrimas, sino por el dolor, por el primer dolor, por todo lo que pasa antes de las lágrimas.
Yo le pregunté si entonces creía que el arte era una deformidad.
—no es una deformidad, porque no está en el objeto, sino en la caricia de los ojos...
así describió la mirada, una "caricia de los ojos", las caricias dan forma, las caricias moldean los relieves.
—Pero lo central de esta teoría, Jilguerito, es que el arte es, en esencia, un mirar las cosas mal, una falla en cómo vemos las cosas, la realidad., una fractura.
Angélica dijo que ser artista era "tenerle amor a la fractura", cuidarla, hacer el mundo nuevamente, alrededor de ella...hasta el día de hoy, yo no sé qué pensar acerca de esta teoría suya. La verdad es que estaba embobado absolutamente. El movimiento de sus labios. No puedo describirlo, como si estuviera mordiendo pétalos el baile sensual de su boca, sus palabras moviendo las caderas, yo estaba respirando recio. se dio cuenta de cómo la miraba y empezó a reírse. asomaba la lengua entre los dientes, pequeños pedacitos de su lengua húmeda. me estaba pegando el ácido. los ácidos. de verdad estaba mirando su boca como aparte, aparte de toda su cara, aparte de todo su cuerpo, y podía ver el aliento, sus palabras en forma de aliento, pequeña serpentina de humareda casi transparente, pequeña neblina, pequeño principio de fuego forestal... vi una víbora arrastrándose a través de un bosque, y un árbol cuyos frutos eran flamas y se daban tan maduras, y vi a Angélica parada abajo de la fronda de ese árbol, parada abajo de la sombra de ese árbol en llamas, tendiendo su mano hacia la rama alta, la más alta, donde colgaba la flama inflamada, y cuando cerraba su mano alrededor de ella, su mano y la flama eran lo mismo...yo miré todo esto pero no secuenciado, lo miré sin orden, todo junto, todo al mismo tiempo, le pregunté a Angélica:
—¿no te arde?
—mijo, yo no soy la quemada, yo soy la quemadora...
nos reímos los dos más fuerte. me sentía tan feliz, estaba sonriendo con todos los dientes. te veo, Angélica a través de la miopía del agua de mis lágrimas, lloro de la risa, lloro del éxtasis, me traes felicidad, me la traes a puños, ¿qué hago con toda esta felicidad? ¿Dónde la pongo? No sé por qué soy tan feliz. En su bocina suena desde hace rato: The House of the Rising Sun... Y es verdad que el sol se alza adentro de esta casa, adentro de este cuarto, arriba de esta cama en medio de estas manos. Esto no parece Angélica, ¿dónde está la sospecha que acuchilla? ¿Y los celos, y la neurosis, y los nervios en flor? Esto es pleno, esto es puro, está lleno de aire limpio, está abierto al cielo, puedo ver los pájaros que vuelan cerca de nosotros, puedo oler el cielo que está cerca, puedo olerla a ella, vainilla que está en todas parte, ella estuvo aquí, y está aquí y la reconoce el aire, se acuerda de ella, huele a ella otra vez, estoy respirándote, Angélica, estás cercana, te hiciste presente, quebraste la crisálida de lo ilusorio, estás material, estás cuerpo delante de mí, no te estoy alucinando, no estás hecha de LSD... Mis manos pueden llenarse de ti, mi boca puede llenarse de tus manos, tus manos, largas, suaves, amorosas, tú me das de tomar de tus manos, aquí abandono mi sed, aquí me invades, sentido a sentido, entumido, derretido en lo caliente de tus manos,
me habló de la crueldad, de lo necesaria que es la crueldad para seguir vivo. aprender a disfrutar de la crueldad, entregársele sin culpa. Me dijo que la crueldad es el resultado de la abundancia, el exceso de materia prima, una derrama de energías vitales, conquistadoras, superiores. Me habló de la crueldad como una evidencia de la vida, de salud pletórica, mencionó su propia crueldad hacia mí como una muestra animal de su amor...en verdad que debo valorar este piquete exquisito, este enlace torturante entre mí y otra alma, como una prueba de que he vivido, que he sido adorado, obsesiva y hostilmente adorado, contradictoria, humanamente adorado. Que han sido derribadas las paredes de mi yo y por eso duele, porque yo le di permiso para que las destruyera, yo le rogué, en el fondo yo le supliqué el asedio, yo la invité a qué me invadiera, fui yo, fui yo...Mi vida no ha sido banal porque he sido amado, he sido amado por la crueldad amorosa de mi amante Angélica. Me seleccionó Afrodita, me eligió como hijo suyo, me designó amante, humano que nació con el propósito de amar, con la estrella de Venus en alto, con la gracia de la que salió de entre la espuma, su coquetería descarada, su amor por la belleza, su abundancia, su fertilidad afectiva, su corazón endurecido para no gastarse, para darse de topones con el otro corazón, para el recio amar, los regalos, las herencias, los bienes que vienen de mi madre olímpica... Angélica, eres la imagen de mi absoluta fidelidad a Afrodita (la única mujer por la que soy capaz de convertirme en alguien fiel), ciervo dos veces, de ella y de ti, pero de ti antes que de ella, pues tú eres mi conducto hacia ella, a ella me llevas con tu amor, con tus manos como espinas a manojos, me clavas las uñas en las palmas al tomarme de la mano: es tu toma de posesión. Nos estamos besando. Tú boca sabe a fruta espesa, a fruta que ha esperado, colgada de la rama, esta mano. Tu aliento me quema los labios. Ardes. Nuestras fiebres se reúnen, Angélica, el encuentro de lumbres, las lumbres encontradas...
nos tocábamos la cara, despacito. Yo sentía estar tocando a una Angélica otra, esta no era mi Angélica, la Angélica del abandono y del silencio que se alarga hasta que ya nada se oye. todo en ella, todo su cambio me cambió los planes. reitero que esperaba tempestades, había venido preparado para ellas, para hacerle frente a ellas. Y en su lugar recibo este jardín, estas caderas de lila y esta piel dispersa, piel despierta a las caricias. Y yo llego a ser la lumbre que siempre quise ser. soy energía en emulsión, en expansión. sólo nos estábamos tocando y era escandaloso, el placer del contacto, el placer de que estuviéramos tan cerca, que yo pudiera contar las pecas que hay abajo de sus ojos, no pecas notorias a primera vista, pecas que se ven a contraluz. y ella me esperó, ya bajada del MEGATRIP, mientras yo me bajaba, atravesando los estados alterados, los cambiados estados en que mi consciencia sabía que estaba cambiando, que estaba cambiando su faz, que había procesos, ciclos, muerte y resurrecciones en acción en ese preciso momento, una consciencia de los cambios que se estaban operando por dentro, una seguridad en el cambio, una confianza pletórica en mi proceso de metamorfosis...me estaba adaptando corpóreamente, me preparaba para encarnar el oscuro ideal amoroso de Angélica...mi cuerpo había estado de acuerdo en entregarse a ella desde que entré a su cuarto, desde que olí su aroma antes de abrir la puerta, la territorial tigresa advertía de su presencia olfativa y aúricamente, y mi cuerpo estuvo perceptivo a estos cambios en la atmósfera, rápidamente trabajó para adaptarse a ellos, para ceder a su deseo. mi mente se hacía la tonta que no quería aceptarlo, que había un alacrán escondido entre las rosas, esperando con su picadura para envenenar la sangre de este nuevo éxtasis, mi mente seguía corriendo alrededor de esta idea, pero mi cuerpo, adelantado siempre, sintonizante, ya la había superado e integrado en el conjunto de sus sistemas. Angélica estaba adentro de mí y ni siquiera habíamos hecho cruel uso de las palabras; no había flotado, entre nosotros, ningún espantoso "te amo", pero mi cuerpo sólo la amó en cuanto la presintió. la comunicación estaba plenamente reiniciada. hablamos, hablamos, hablamos mientras la luz iba haciéndose menos, la escuchaba yo en la oscuridad, como la voz de una diosa flotando en lo oscuro, resonante, de aliento caliente. Le confesé que amo a Anaïs Nin, que podría convertirse en la cuarta mujer que yo he amado en esta vida, que ya se había enseñoreado sobre mi corazón, y en chinga me di cuenta de que se puso celosa. Me dijo que ella no era para tanto. Le leí muchos pasajes de ella que tengo resaltados y me dijo que su escritura era "menstruante", un residuo de algo potencialmente vivo, pero imperfecto, insuficiente, que pensaba con la vagina y que eso la encerraba en la jaula de sus pensamientos, me dijo que yo era exactamente la clase de lector que ella necesitaba, sumiso de mi corazón, pasionalmente pasivo, femenino, desidioso, mentiroso e irracional. Entendí que su descripción era absolutamente correcta, y me sentí tan feliz de ser amado por una persona que me conoce así de bien, que ha entendido quién soy fundamentalmente y ha decidido quedarse parada a mi lado, conmigo habiéndome mirado lo que soy por dentro, lo que he sido, ella permanece, sabiendo que mis defectos existen, que le quedo mal una y otra vez a su ideal de mí, que traiciono el amor avasallante que ella me profesa con mi INDIVIDUALIDAD, que mi identidad es en sí misma una ofensa hacia su amor, que soy un traidor, que conspiro, que miento, que robo y que apuñalo por la espalda, que me entrego al rencor, que que estoy abrasado por la ira y el coraje contra la vida, y que mi manera de aferrarme a todo esto, de contradecirme, de desobedecerme, es enamorándome de alguien como ella, una amante de la vida, una vía de comunicación con la vida, una miel, un puño de flores y un ramo de pájaros y perlas y lluvia de piedras preciosas. yo reconocí como míos el enorme asco y el enorme miedo hacia la vida, hacia la diversidad de la realidad, su cara traidora que vive cambiando, yo sentía repulsión por todo eso, me asqueaba porque me espantaba, y tomar ese miedo en las manos, ponerlo enfrente de mis ojos y asumir que todo esto volverá a ser diferente, se va a ir y va a venir otra cosa, una cosa que nunca jamás podré saber qué es ni si es buena o mala ni si viene a quitar o a dar, pero vendrá, está viniendo, y Angélica es el cambio para mí, la piel abandonada de la serpiente, era ella, eso se oía, eso se veía borroso en la distancia, ella, ella, tú, Angélica, ahora, estabas viniendo, llegabas, aparecías, te declarabas presente, acto de presencia, entrada triunfal en mi vida, corriendo abajo de la lluvia sin mojarte, sin salpicar, llena de cadera y de rubor, Pandora, Perséfone y en medio Afrodita, como madre entre ambas, madre de alguna manera, perseguida Perséfone, huidiza, victoriosa veranía sobre este planeta, victoria aplastante sobre la muerte, conquista, esclavitud de toda la muerte, la muerte muerte plegada, la muerte arrodillada, toda la muerte esclava de la vida,
el imperio de todo lo que vive
tu mano que empuña los 5 cetros
había una absoluta ternura entre los dos y nos estábamos tratando con tanto cariño y cuidado que me puse a llorar y le dejé todos los pechos brillosos por culpa de mis lágrimas, me dijo que yo era un cobarde por mi propia decisión, que adentro de mí existía todo el coraje y el valor que me empujaba hacia la vida humana, que yo era su niño grande y debía portarme maduro, que me veía mucho más sensual siendo una persona madura. yo le pregunté qué implicaba alcanzar la madurez. y me dijo:
tómate en serio lo que nomás te causa cura, te causa cura porque sientes el potencial que podrías explotar dentro de ti y en lugar de cultivarlo y crecerlo te ríes, eres positivo, eso no lo inventas, pero esa risa pendeja que haces cuando las cosas se tuercen es pura cobardía ante ti mismo, sabes lo serio que puedes ser, lo complejo y verdaderamente listo que puedes llegar a ser, y responsable y creador, pero como eres flojo lo dejas para luego, no puedes dejar la seriedad para luego, tú necesitas crecer, y expandir tu poder sobre tu vida, vivir como quieres vivir, escribir las chingaderas serias, chingaderas grandes, Ricardo, verdaderas y poderosas chingaderas, no te doy permiso de que cierres los ojos...si quieres que esté contigo, si de verdad me quieres demostrar tu amor sacrificialmente, deja de escribir poemitas católicos piteros, y sé un católico real, date golpes de pecho, échate la culpa, sacrifícate, cumple la manda, camina de rodillas hacia la parroquia...por mí, y por ti, o sea, por los dos, pero más por mí, porque todo esto se sigue tratando de tu amor hacia mí
pensé que era muy probable que ella tuviera razón. Las pocas veces en la vida en las que realmente le he echado ganas a las cosas he visto lo fácil que es tener el éxito, laboral, académico, personal, cumplir los objetivos, he visto que se puede, he visto que mi célebre dejarse llevar es una forma encubierta de ceder el control, no por dejadez ni fluidez sino por flojeza, por holgazanería, de ver el esfuerzo por encima del hombro, reírme de los que se esfuerzan, actitudes de miedo y defensa ante el miedo, recursos, trucos, excusas para no volar...luego me confrontó con uno de mis abismos más terribles, como lo es mi golfería, mi entrega al sexo separado del espíritu, la carne cruda, y Angélica me dijo que uno de mis mayores fracasos como ser humano era mi incapacidad de amar, de dar sin esperar a cambio, de sacrificar mis lujos y apetitos por un corazón, que no había conocido lo humano que se llega a ser cuando se hace entrega del corazón a otro corazón, una capitulación absoluta ante mi verdadero propósito vital como sacerdote de Afrodita, que ella, Angélica, se convertiría en la madre de mi corazón, y que ella daría a luz el amor adentro de mi corazón... nacería el amor, entonces, en mi alma, ardería el milagro de un corazón alborotado, golpeteando constante, todo yo radiante de entrega amorosa hacia Angélica, y si bien me advirtió de los riesgos, de las infidelidades, de sus antojos repentinos, también mencionó que dichas "espinitas" eran una parte más de la rosa, que la hacían una rosa más real, la flor que ella sembraría adentro de mí, yo estaba amándola, amándola, sin la intervención de mi propia voluntad, poseído de entrega y preocupación hacia ella, me torturaba la idea de que su vida no fuera perfecta ni tal como ella la desearía, y la abracé profundamente, durante un largo tiempo... me dijo que yo tenía una "increíble capacidad para sufrir", que experimentaba cada sensación desde el sufrimiento, que el sufrimiento era lo fácil para mí, y que si quería una lucha, una lucha verdaderamente trágica, debía empezar a luchar desde el amor, luchar para llegar hacia el amor, amor limpio, amor casto, amor santo...hemos sido unos pecadores, me dijo, hemos sido sucios, nos hemos portado muy mal, tú y yo, Jiilguerito, hemos herido a la gente, y vamos a herir a mucha más, los herirá nuestro amor, les herirá que los dos nos entendemos, que soy más que tu amante y tu coito, soy más que tu fiebre y tu alivio, soy tu compañera, somos cómplices, soy tu madre dolorosa...
han pasado los días, no hemos vuelto a hablar ni a vernos, pero recuerdo exactamente casi toda nuestra plática, desde que llegué hasta que me fui. Me perdonó por hablar de ella aquí, me dijo que era una necesidad que yo tenía y le había costado entenderla, batalló para entender, pero lo logró (porque me ama), me entendió, cedió, porque me mira con ojos de amor. Dijo que ambos éramos artistas, pero que éramos de artes diferentes: ella es la artista de la vida, cuya vida es su obra, su carácter, sus experiencias, ella misma, ella carne y lienzo en blanco, mientras que yo soy el artista lírico, el artista del después, escritor, testigo, mensajero. Tiene razón. Y ella me contagia con su espíritu de lucha y de polémica, el escándalo, estar en el frente, dar la cara, meter las manos, necesito su coraje para hacerle frente a esta vida, y ella necesita mi delicadeza, mi pasión ideal, mi creatividad para darle forma al caótico desorden de sus órbitas. Necesito eso de ella, y su cuerpo flaquito, sinuoso, atlético. Me gusta su cuerpo porque es sensual. Es canónicamente sensual. Es una sensualidad clásica, femenina, voluptuosa. Su cuerpo es todo armonía, su vientre plano que desciende hacia su pubis, sus piernas esbeltas e infinitas, su cuello de cisne, el cisne de su cuello, dios dios diosito!!!! Alta y delgadita. Me gusta porque está a mi altura. Porque podemos mirarnos a los ojos sin tener que ver para arriba o para abajo. Está hecha literalmente a mi medida, somos lo mismo de sensuales, cuerpos griegos esbeltos y esculpidos, dioses griegos, guapos, guapos, joviales, habladores, alegradores del ambiente, chistosos sin tener que hacer esfuerzo, de sonrisa fácil, de confianza fácil, de naturaleza abierta, vencedores de los traumas, desencadenados de nuestro pasado, ligeros, somos livianos, pasamos de una cosa a otra, de un amante a otro, sin llorar, sin voltear a ver lo que se queda atrás, felices, felices, extáticos, pletóricos, gigantes
cuando me fui de su casa me hizo un regalo, una playera que decía
ALGUIEN QUE ME QUIERE MUCHO ME TRAJO ESTE RECUERDO DE LA NORIA. la usaré como pijama para imaginar que es ella.
la amo, me ama, nos amamos y nos destruiremos... pero qué cariño le pondremos al destrozo, qué placer da asesinar lo que se ama, porque sólamente lo enterrado puede florecer, porque sólamente destruido se le puede reinventar, una y otra vez, contra el cambio, contra el tiempo, contra el fuego que se apaga con el tiempo, contra la brasa blanca y seca, contra la ceniza y contra el frío, para mantener prendida nuestra lumbre quemaremos a quien sea, empezando por nosotros...
soy el amor de tu vida? soy el amor de tu muerte?
ResponderEliminareres el amor
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