Arácnidos tejidos de lo real; Spiderman: Miles Morales.



Miles Morales es el mejor Spiderman que ha dado el cine, y lo es porque, al igual que el primer Peter Parker, el de tinta y viñeta, no es real. No hay una cara ni un nombre que se quite la máscara y sea, verdaderamente, otra persona. Por eso la película acaba como acaba, con Miles acostado sobre su cama en su habitación, con los audífonos puestos, en pijama, tarareando Sunflower. Miles Morales es otro como nosotros, es uno más de los sin máscara. Sobra decir que la manera en que cada arácnido es tan único, y tiene unos colores y unas palabras tan suyas, es de lo mejor, sin duda: sabes que son lo mismo, pero también sabes que son todo lo contrario. Me conmovía ver cómo el cómic debatía con el anime y con el cine, y ambas formas de mirada se peleaban por la pantalla, y el resultado es impresionante, es un estilo tan movido y tan fresco y todo se siente en su sitio. Cada giro está colocado con maestría, las tristezas son tristes y las risas te dejan pues sin aliento. Me encantó ver a esta pedazo de mi niñez dialogando con su propia niñez, con su vejez, con su presente, es algo mágico y quiero más, espero que haya más. 

Por todas estas cromadas que acabo de escribir, no me sorprende que sea la única historia del trepamuros que maneja una escala de peligro masiva (la fragilidad del espaciotiempo y el tejido de la realidad) y que aun así siento tan cercana, porque la historia será sobre el tiempo y su esqueleto osteoporoso, pero los detalle están hechos de días, de tardes colegiales y desveladas, de paseos entre callejones y animales eléctricos en zoológicos de posmodernidad. La fragilidad y el miedo de Miles, sin duda, es lo que intensifica toda esta cercanía y lo convierte en un personaje humano, más humano incluso que muchas de sus contrapartes humanas (especialmente el imbécil de Tom Holland). ¿Y qué decir de las otras arañas? Todas son su veneno y su tela tan particulares, todas tan coloridas y tan diferentes, es una delicia, incluso si no sabes nada sobre la gran historia del Hombre Araña, incluso si no conocías a alguna de sus variantes (como me pasó a mí con la spiderman otaku). Todo seguidor del estudiante vestido de rojo debería dirigirse como zombie a su pantalla más cercana y meterse esta película por donde mejor le quepa porque sencillamente es increíble eeeeeaaaaaaa.

Post-scriptum:

Este artículo es mi pequeña oda del trepamuros entre realidades; pero es también, y sobre todo, una carta de disculpa, a todos esos cabrones a los amé llamando amigos y que crucifiqué pendejamente por defender esta película, cuando yo ni siquiera la había mirado. Mis arrepentimientos literarios para los siguientes weyes:

Belanova Humberto. 

Murillo Lomelí.

Iván Robles (te extraño, hermano, quienquiera que seas y dondequiera que estés). 

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