Licorice Pizza: Quédate con quien corra hacia ti



Paul Thomas Anderson, como cualquier director, está obsesionado con el tiempo. Toda su carrera ha sido un constante intento por resucitar una época, por sacar sus momentos de adolescencia del infinito torrente de sucesos que acaban dando forma a la eternidad. Licorice Pizza es el instante en que todos sus intentos fructifican y acaban por devolver una imagen precisa, una reconstrucción minuciosa y museística de la California de los 70's. Una neblina de neón, marihuana y smog, que pone un filtro nostálgico y romántico en cada uno de los fotogramas; unos actores que parecen haber nacido para interpretar su papel, y una historia desestructurada, salteada temporalmente, sensorialmente emocional. Licorice Pizza se siente todo el tiempo como un recuerdo resistiéndose a ser olvidado. Es por eso que no importa si su trama está compuesta por episodios y narrativas dislocadas, todo lo que esta película significa, lo que quiere decirnos, puede ser captado sin la necesidad de ponerle un cronómetro. La adolescencia es un momento de vértigo, un segundo en que el tiempo se desactiva y la dopamina florece. 

En resumen, ve a ver esta película. Te hará reír, te hará sentirte reflejado, te hará recordar tus propios desastres. Dirigida como si hubiese sido hecha en los 70's, una auténtica máquina del tiempo cinematográfica, traída hasta tu cine más cercano.



Comentarios

  1. It is, we. Por cierto, léete este libro: Se está haciendo tarde, de José Agustín

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares