The Medium: Terror vacío
The Medium quiere ser muchas cosas. Quizá por eso no es nada. En sus larguísimas dos horas y cacho de metraje, tienes la sensación de estar viendo trozos sacados de otras películas, fragmentos que al separarse de su contexto pierden todo el significado, y acaban por diluirse en esta pasta insípida y efectista. Al ver The Medium, piensas que todo esto ya lo has visto en otras películas, y que en esas películas era mejor y daba más miedo. He identificado cinco raíces sobre las que esta cinta existe casi de forma dependiente: Hereditario, Actividad Paranormal, La Bruja de Blair, Rec y Midsommar. De Hereditario saca su premisa, la intromisión de un Dios Pagano (allá Paimon, acá Bayan) en la dinámica de la familia como forma de metabolizar traumas y cicatrices internas; es decir, utiliza motivos religiosos para hablar de lo cotidiano. De Actividad Paranormal, algunos de sus fragmentos más genéricos, en los que la cámara vigila las estancias de la casa y nos bombardea con jumpscares. Sin embargo, mientras que en la película de Oren Peli la cámara servía para transmitir una sensación de vulnerabilidad e impotencia que sólo crecían conforme avanzaba la trama, aquí es una muletilla para jugar sin mucha originalidad con algunos de los clichés del género. De La Bruja de Blair, tiene sus técnicas de movimiento de cámara que están pensadas para desorientar y desasosegar al espectador, que en la bruja de Blair funcionan porque parecen auténticas secuencias de persecución, y que en The Medium chirrían por estar demasiado dirigidas, por ser demasiado descriptivas y no dejar espacio a la ansiedad y la angustia. De Rec tiene esa ya agotada estética de falso documental, que el director es incapaz de sostener y que se ve constantemente interrumpida por planos arreglados, perfectamente organizados, en los que la aparente naturalidad de las escenas delatan su condición de película. En Rec se pretendía una estética de reportaje, de estar presenciando un acontecimiento que se conjuga con el propio acto de ver la película desde una pantalla; en The Medium tiran por la vertiente documental, rota una y otra vez con molestos cartelones que explican detalles sobre la historia. Por último, de Midsommar toma el recurso de una cultura lejana y extraña, sin saber usar las tradiciones y los rituales de los pueblos para hacer como Ari Aster y construir una metáfora sobre el colonialismo, el colectivismo y las relaciones tóxicas. A pesar de que los primeros planos de la película son unos cuadros naturalistas y paisajísticos muy bellos, aquí la tierra no tiene ni voz ni sombra, y esa advertencia del principio, de que todas las cosas tienen un espíritu, acaba por ser irrelevante. En The Medium, los altares, las estatuas y los ritos no son más que escenografía, vacía de significado, intrascendentes más allá de su plano. Precisamente con esta última referencia a Midsommar es con la que más pierde The Medium. Porque es una película independiente filmada en un país del que apenas cobran fama algunas cintas cada cierto tiempo, pero se ve como una producción norteamericana de fabrica. Se ve como lo de siempre. Y no, no asusta, no te quita el sueño ni te levanta de la silla. De hecho, a veces es tan incongruente que te deja con ganas de irte a dormir.
Hoy día, es innegable que el terror experimenta su propia deconstrucción. Cada año salen joyas que reenmarcan una temática, una sensibilidad y un estilo desde el prisma del miedo. Empieza a jugarse con la remezcla de géneros y tipologías, se traza una nueva ruta que nos asuste desde diferentes frentes, y que nos recuerda por qué el miedo, y en últimas instancias, el horror, es uno de los sentimientos más ancestrales en el espectro humano. Nos recuerdan, pues, que por más que se avance y se descubra y se conquiste, no dejamos de ser vulnerables. Las películas de terror son un registro valioso de nuestras pesadillas como sociedad, de las cosas que un pueblo en un momento de su historia, teme. ¿Qué tiene por decir The Medium respecto a nada de esto? Sus sustos no son dialécticos, no ponen nada sobre la mesa ni le dan vueltas a cosas que ya se hayan dicho.
Recomiendo verla sólo para quitarse la espina de haber visto todos esos anuncios y noticias que le daban una preexistencia mesiánica, algo como el renacimiento del miedo en la gran pantalla. No es nada de eso.


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