Huele a sangre mezclada con espliego
<<Memento morí, ¡recuerda que morirás!-es una gran frase-. Si recordáramos que inevitablemente moriremos y pronto, nuestra vida sería completamente distinta. Si el hombre supiera que dentro de media hora morirá. seguramente en esa media hora no haría nada inútil o estúpido, ni, sobre todo, malo. ¿Y acaso el medio siglo que, quizá, te separa de la muerte no es esa misma media hora?>>
Tolstoy
The Green Knight te hipnotiza para finalmente decapitarte. Su relato es psicodélico, poético y venenoso. Su viaje no tiene ni caminos ni destinos. La frase con la que empiezo este texto basta para decir qué es esta película, porque habla sobre el tiempo como enfermedad, sobre la futura muerte como perpetuo presente. Es venenosa porque es sucia, erótica, cruel y cruda. Es poética porque en su lengua se mueven muchos idiomas. Es psicodélica porque así te sientes mirándola, salido de este mundo, arrastrado por unos sentidos que fallan mientras se amplifican. Planos holandeses como sismos dentro de la cámara, evanescencias de sombras y siluetas, un ojo que siempre gira en la dirección del reloj. David Lowery, haciendo malabares con problemas filosóficos originarios como en Ghost Story, toma aquel Memento morí, ese recuerda que morirás y lo convierte en un recuerda que ya moriste. No en valde, en una de las escenas más fascinantes y macabras del filme, la cámara gira como una manecilla, empujando al mundo entero años adelante, para convertir al humillado caballero de la primera toma en una ruina de huesos olvidados durante la última. Sus colores caleidoscópicos, sus planos largos como siglos, sus fotogramas paralelos, todo contribuye a pintar un hermoso verso de imágenes. Es una película que en su tramo final, cuando todo parece resuelto, una composición cronológica de momentos que se abalanzan uno sobre otro. Es viaje en el que envejeces junto a su protagonista, en el que te duele lo que le duele. Horas y días sin diálogo pasan frente a ti. Luego...dios, ¿en serio? Ese final es una sensación perfecta y hermosa. El poema se escucha al fondo, cerrándose con su última rima. El cobarde que se arrodilló como si fuera valiente, se levantó convertido en caballero.
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