Older Joy



Acabo de terminar Old Joy. Amo esta película, porque creo que hay dos clases de películas: las que te hacen extrañar cosas que no te han pasado, y las que te acompañan mientras extrañas lo que sí te pasó. Es del segundo tipo. Fui con mis amigos a la Sierra de San Pedro Mártir, y el bosque nos daba vértigo. Pensamos que estábamos en el corazón de la nada, pero simplemente no podíamos ver ni saber todo lo que estaba pasando a nuestro alrededor. Estábamos, pues, embriagados de crujidos, de hojas que caen y de nieve que se derrite. No lo sabíamos, pero aquel fin de semana sembraría las semillas de muchas tristezas, de grietas que se volverían desgarraduras entre gente. Lo bueno que no lo sabíamos entonces. Y entonces vengo a ver Old Joy, y lo sé. Kelly Reichardt viene con esta cinta a reconstruir un pasado que no termina de irse, y al hacerlo, casi por accidente, filma a a la juventud mientras abandona el cuerpo. Filma la ironía de alejarse de todo para estar más cerca de uno mismo. La paradoja de rodearnos de silencio para escuchar el silencio que es nuestra voz. Las palabras que flotan al fondo de lo que no se dijo. Ella piensa que rodeados de nada, nos encontraremos. Es como ver un recuerdo que empieza a olvidarse. El cielo gira sobre los espejos, pájaros enamorados vuelan, un río se retuerce para alcanzar el fondo del barranco. Al ver esta película, sólo pienso en que habrá un momento terrible, en el que ya seamos nada el uno para el otro. Que todo con lo que lidiarás después (la nostalgia, la tristeza, la soledad) no es más que las cenizas de todo esto que tienes ahora, el esqueleto de las sonrisas, y el eco de las carcajadas. Ya no estamos, te dirán desde algún otro lado, y tú ya no estás aquí. El pasado ya no te necesita, vete a buscar otro lado en el que vivir. Crees que el pasado permanece, que no cambia y está salido del tiempo. Entonces vuelves y ni siquiera lo recuerdas. Ya es otra cosa. Y es otra cosa porque ya no estás en él. Eres el pasado del pasado. Vuelves la cara hacia el futuro y no encuentras nada que ver. Porque creer en cosas que no han pasado es un dolor terrible pero necesario.  El camino se dibuja bajo tus pies; alguien te pinta las nubes, un segundo antes de que alces la cabeza. ¿Y el presente? El presente es el futuro fabricándose frente a ti, pero también el pasado. Así somos, así venimos y nos vamos. Que animal tan extraño, que no sabe vivir ahora, que se espera para vivir antes, para haber vivido después. Tarde y lejos. Siempre y nunca. Qué raro que estemos en todas partes, y que aun así no nos podamos encontrar. Al final de la historia, hay que juntar nuestros ayeres, a ver si acompletamos un cachito de mañana. Ven conmigo; quiero estar solo. Sé que estas palabras parecen desorganizadas y como que las traje a la fuerza para hablar sobre Old Joy, pero juro que todo es verdad. A veces la verdad no es organizable ni legible. A veces la verdad no la entiendes. Acabo de ver una publicación, en donde dicen que a partir de ahora, la tierra girará más lento. Ojalá dejase de girar. A ver si así se nos acaba el tiempo, y el ayer y el mañana nos dejan en paz. Así las tristezas no serían viejas, y mi nostalgia no sería más joven que yo. Mi nostalgia ni siquiera hubiese nacido. 

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