Te deprime haberte conocido
Hay cosas en este mundo que fueron hechas para olvidarse en un basurero de recuerdos. Hay otras que no pueden, no deben ser olvidadas. Que viven más allá de la memoria, que se convierten en poquito de lo que somos. Esta noche contigo, estos árboles que nos respiran, el cielo que los aviones incendian, ya forman parte mía, les hice un lugar al costado de mi corazón. Y me va a doler recordarlas, y no poder recordarlas con exactitud, porque todos tus lunares son tan valiosos como la luna, es la luna hecha parte de tu piel. Me va a doler la vida por traer cargando todo eso. Pero creo que quiero el dolor de recordarlo. Quiero el dolor de deja de tocar tu cara, de que se me olviden tus labios y tus cejas. Y que cuando volvamos a tocarnos, sea como una caricia que nos alivie la vida, que todo lo que exista descanse sobre las yemas de nuestros dedos, y que debajo de mi mano, tu voz suba hacia mí, como agua saliendo de su cárcel de tierra y piedras, quiero mojarme con el sonido que hace tu voz, quiero que todo el silencio del mundo lo llenes con un te amo, con un te extraño, con un no te vayas. Me haces un chingo de falta. Hay un agujero en el centro de mi garganta, está hecho de toda la falta que me haces. Hay un abismo que te espera, que espera tus piernas y tus pies, que espera el carbón de nuestras plantas y las caras dibujadas sobre las piedras. Quiero dormirme viendo tu cara, y soñar que sigo despierto y que sigo viendo tu cara, porque nada debe interrumpir tu sonrisa. Tu sonrisa que me hace cosquillas en los labios. Entonces decidimos que no hace falta dormir. Nos hace falta hablar.
—Colores, luces, todo hecho de energía, no mames. Piensa en todas las religiones, todas dedicadas a personas, personas pendejas igual que todas las personas, ¿y a nadie se le ha ocurrido hacerle un culto a la energía? Wey esta madre es eterna y está en todas partes, y a nadie se le ha ocurrido entregarle su vida a la energía. Es lo más pendejo del mundo.
—Wey, mira a todas las plantas que existen en perfecto silencio. No le hacen daño a nadie y nosotros nos las estamos chingando, no mames...
—Wey, les hacemos daño hasta ilegalizándolas. ¿Te imaginas al pendejo que miró la mota y dijo: ey, esa madre está prohibida, esa planta es mala y merece ser castigada con la ilegalidad? Que chingue a su madre ese pendejo por prohibir una puta hierba. Pero las plantas van a tener su venganza, porque son las juezas silenciosas en el juicio de todo lo que existe. Un día perfecto, un día cercano, ellas van a ilegalizarnos a nosotros...
—¿Te imaginas que caer no fuera bajar al piso, sino que el piso suba hacia ti? Wey, quiero caer en tu piso, estoy seguro de que no me dolería. Porque, o sea, lo estoy tocando con las patas, y tu piso se siente bien vergas, puedo sentir la historia de tu piso nomás con tocarlo, y quiero caer en él para que me cuente su vida, las plantas que le han crecido, las lluvias que lo han mojado, las patas que lo han caminado.
—La única diferencia entre pisar el piso y caminar con él es que la raza usa zapatos. ¿Pa qué existen los pinches zapatos? Esas madres nomás nos separan del piso, por qué, por qué, por qué amamos las madres que nos separan de nuestro espacio.
—Quiero escuchar cómo lloran las arañas. Quiero que una araña me cante su dolor en forma de lágrimas.
—Mira, we, hay otro dios que sí hace ruido: el tiempo es el dios más poderoso que tenemos. Todos nuestros relojes son un altar al tiempo. No mames, imagínate...todos le ruegan que pare, todos le piden que se detenga, lloran cuando sigue adelante...El wey que pueda pararlo, que sepa lo que quiere a cambio de pararse...yo se la chupo a ese wey
—Quiero que reescribamos todas las escenas de todas las películas que estamos viendo. Me cuesta trabajo creer que alguien haya escrito esta madre en serio, de seguro se estaba riendo pensando que nadie lo notaría, pero lo cachamos.
—Wey, nos vimos bien gringotes al meter los champis en un sándwich, ¿por qué no los pusimos en un pinche taco? ¿En una torta? Unos antojitos alucinógenos, eso debimos hacer, valemos verga.
—¿Pero por qué la gente cree que valer verga es malo? Wey, las vergas valen un chingo. Todos venimos de una verga. Sin embargo, las vaginas valen más que las vergas, rifan más. Cuando algo está chingonsísimo, deberíamos decir que vale vagina.
—Cuando te digo que te vayas a la verga, te digo que te vayas a tu hogar. Que regreses por donde viniste.
—Wey, te juro que mi cuerpo a veces está bien pendejo. Por ejemplo, a veces mi lengua no sabe qué decir en una situación o frente a una persona. Pero ahora mismo, wey, siento todos los procesos que mi cuerpo hace solito para que yo pueda seguir existiendo y preocupándome por pendejadas. Me dice, simón, pendejo, tú sigue llorando por un cabrón que no te quiere, yo aquí me la rifo con tus pinches pulmones y tu corazón roto y acelerado. Es la verga mi cuerpo, muchas gracias cuerpo.
—Wey, gracias por existir.
—Wey, no mames, gracias por existir al mismo tiempo que yo; te la rifaste, cabrona, te la súper mamaste al hacerlo. Pudiste haber existido en otro pinche momento, pero no...somos un pinche milagro.
—Ahora que toco tu cara, me doy cuenta de que el piso es la piel del mundo. ¿por qué no toco tu piso con mis patas? Así podre saber cuál es tu historia, la de todas las madres que te han pasado. Al piso le cae la lluvia y a tu piel la tocan las lágrimas. Al piso le salen grietas y a tu cara le aparecen arrugas. Al piso lo pisas y a tu piel la besas.
—Y es cierto, ¿por qué la raza huye de las arrugas? Si son la prueba de que existí, de que fui tan feliz que hasta sonreí, de que sentí tanto que hasta lloré, arrugando los ojos, abriendo la boca para gritar bien alto, de que hubo cosas que me confundieron. Chinguen a su madre, yo ya quiero tener arrugas, serán las medallas que el tiempo va a darnos por haber vivido todo esto. ¿por qué iba a avergonzarme de haber sido? No cualquiera puede ser. Hay raza que sigue durmiendo en la inexistencia y que nunca tocará su cara para sentir arrugas. Pobres de esos weyes porque se están perdiendo de tanto de esto...
—We, wacha, ¿crees que pueda escribirse un comentario inteligente en el teclado usando los dedos de las patas? Porque mandar mensajes es hablar con las manos, y ellas siempre son las que no paran de hablar, ¿qué tendrán que decir nuestros pies? A ver, hay que intentarlo...
—41vfew1qhgr
—We, te juro que a veces quisiera putearte, pero en buen plan, ¿sabes cómo? Una putiza con cariño. Una sociedad construida de putizas. Si no entiendes mis abrazos, te las arreglas con mis putazos, ¿va?
—Se nos olvidó cómo dormir. ¿Cómo se duerme? Mis ojos tienen hambre de seguir viendo madres. No creo que dormir sea sólo cerrar los ojos, dormir es un estado emocional muy complejo.
—Si estuviéramos durmiendo no escucharíamos los pájaros cantar.
—Gracias, pájaros, gracias por ponerle soundtrack a la realidad.
—¿Por qué nos dan tanto miedo las caras de otras personas? Es como si algo malo fuera a pasarnos si vemos una cara por más de unos poquitos segundos. Si es lo primero que recordamos de alguien, lo primero que vemos...es algo muy importante y las tratamos como si fueran un trauma. ¿Tan culero es ver a otro?
—No te tomes tan en serio lo que te digo, cabrón, wey, sólo soy un wey al que ves una vez al mes. No sé nada sobre ti, no conozco tu historia y, perdóname por haber dicho eso, perdona...
—Wey, ¿cómo chingados puedes decir eso? Eres mi pinche hermano, cabrón. Eres más que algo de una vez al mes.
—Tú eres mi hermano, y tú, wey, tú eres mi hermana. Somos familia todos. Ustedes son uno de mis hogares.
—¿Por qué no podemos sentirnos así todo el tiempo? Esta es la verdad sobre todo: todo lo que existe vale la pena, todo lo que existe significa algo. El problema es que a veces nada significa lo que queremos que signifique, pero, wey, esa diferencia y ese desacuerdo, son hermosos a su manera.
—Y también lo otro, wey, la raza que se la pasa diciendo que no se conoce a sí misma. ¡No mames, pendejazo! Sabes exactamente quién eres, y eso es lo que te agüita, te agüita no ser un misterio ni para ti mismo. Te deprime haberte conocido, pero, wey, eso es chingonsísimo porque así puedes dedicarte a conocer a los demás. Ellos sí son un chingado misterio, ya déjate de mamadas.
—Tú nunca sabes quién te está esperando. Porque hay alguien que te espera en su vida. Pero el chiste es averiguar quién es, el chiste es encontrarte con ese alguien, y darte cuenta de que te espera. De que ha hecho de todo su tiempo una larga espera por ti.
—Me siento débil al escribir. Me siento como un inútil verbal. Ey, miren, soy incapaz de decir las cosas en el momento en que deben ser dichas, así que me espero hasta estar en mi cuarto llorando para decírselas a una pinche hoja de papel. Porque siempre entiendo a la gente demasiado tarde, siempre me doy cuenta cuando ya se acabó. Y toda mi vida es sentir que llego tarde a lo que me ocurre, y escribir es querer alcanzar eso que ya se fue. No podría escribir nada tan largo ni tan bueno como para alcanzar todo lo que se me fue de la manos.
—Es que las palabras son como juguetes, wey. Hablar contigo es prestarte mis palabras, y esperar que sepas jugar con ellas, que no las rompas ni las maltrates. Hay raza que me ha robado las palabras, y sigo esperando que me las devuelva. Y leer algo tuyo es sentir que la vida me las devuelve.
—Puto el que se robe las palabras de otro.
—Puto el que odie.
—Puto el que no sea puto.
Puto el que regrese a la realidad.



Comentarios
Publicar un comentario