No te soporto porque no estás
Y me preguntas que por qué te escribo. Te escribo porque ya no te veo, y espero poder mirarte escondida entre las letras. Aunque no te vería completa, podría extrañarte mejor, podría llorarte con más ganas. Porque veo tu sombra detrás de una hoja en blanco, y rayarla es como dibujar tu silueta, que te escucho y me escuchas, que nuestros ojos se tocan. Que me tocas con la boca que dice mi nombre, que si cierro los párpados dormirás junto a mí. Y si me duermo será sin miedo de que al despertar no estés. No serás ningún sueño que tuve. Estarás al despertar porque serás quien me despierte.
Ojalá esto no tuviera que ser poético. Quisiera que fuera fácil de resolver, sin tener que pensar en cómo. Ojalá si estirase la mano encontrase la tuya. Pero te me vuelves invisible. Y ya vi que no te veo. Y no te soporto porque no estás. No se me olvida nunca que me enseñaste a llorar en otro idioma, nomás pa´ dejarme llorando sólo. No quiero nada de esto que tengo si no lo puedes tener tú también. Sólo quiero que sepas que te quiero, y que quererte es todo lo que me queda. Si estuvieses aquí en la misma noche que yo, te diría que te amo, pero no estás así que te escribo que te quiero.
Nada de lo que hago es algo que quiera hacer. Sé que la vida no es sólo esto. Pero ahora mismo, la odio, la rechazo a medias deseando poder rechazarla por completo. Nomás no la rechazo, porque sé que en la otra mitad de mi vida, me esperas. Yo también te espero. No pienso dejar de esperarte. Hasta que la tierra gire alrededor de la luna, y mitad se tope con la tuya.
Me dijiste que no te extrañara tanto. Pero es que si ya no te extraño, te desconozco. Extrañarte es acordarme de ti. Y en fin, si no te extraño, te me vuelves extraña. Y existen maneras más rápidas de dejar de ser feliz.
Lo último, escucha esto: Enamórate, nos morimos igual
Comentarios
Publicar un comentario