a la que alumbra y que sabe quién es
yo no debería decirlo
yo no debería sentirlo ni pensarlo
yo ya no tengo el derecho de decir:
"te adoro"
"extraño las tardes de solo
mimir a tu lado
de no saber qué hora era
a tu lado
que el mundo afuera de nuestras ventanas
se hiciera para atrás, retrocediera
cerrando las persianas de sus ojos...
no acordarme de si estamos en tu cama o en la mía
no saber si me abrazas o yo a ti
sentir la quemazón de tus pupilas
viéndome
con la certeza de ser flores
creciendo paralelas
queriendo alcanzar el mismo sol
picadas por la misma abeja
arrancadas por las mismas manos
regaladas a la misma enamorada..."
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