pierdo el amor a la par que el juicio y confieso todos mis pecados

 


Para asegurarle al jinete que no va a morirse a medio rodeo, al toro, mucho tiempo antes de que esto ocurra, le han rebanado los cuernos y se ha puesto a llorar. Es una cosa mirar a esos toros enjaulados con regueros rojos rodeando sus ojos desorbitados a causa del dolor. Los toros no pueden llorar, no tienen lacrimales y la sangre les ayuda a llorar. O sea que para poder hacer algo tan básico como expresar tristeza por medio del agua, deben sangrar primero, por eso les rabanan los huesos. La verdadera razón por la cual ejercito mis huesos es porque quiero herirme, porque carezco de la pulsión suicida y me desgarro los músculos diariamente como una muerte en abonos. Porque no sé llorar. La muerte absoluta la trajo el evento católico, el Diluvio. El aislamiento sexual trae imágenes extrañas, cierto, pero el modo hipersexual trae pesadillas. Le abrí mi cuerpo a extraños y entraron y dejaron un desastre al irse, y mis días recientes están hechos de ese desastre y yo tratando de arreglarlo. El sexo me ha llevado a lugares muy negros allá en mi vida. En los instantes que estoy más disociado (cuando la carne está ocupada con la carne) me pregunto si de veras soy un ser sexual, si deseo, si me excito. Mi vida es una cosa que ahora mismo siento que vive en otra parte y casi siento un cariño maternal hacia mi propia vida, dónde andará, con quién andará, ¿traerá puesto el suéter? Mi vida, ¿quién la lleva? ¿Quién la agarra de la mano? ¿A quién le pregunto para saber sobre mi vida? ¿Qué es mi vida? Hay que ponernos aun más pendejos: Qué es UNA vida. Qué factor mágico alumbra una vida de entre todas las demás y la hace nomás tuya. De morrito me ponía a pensar cosas así, ¿cuánta distancia había entre mi cara y la de cualquier otra persona? Si se pudiera ver en vivo y en directo como a un rostro se le cambian los ojos, la boca, la nariz y las orejas, una por una todas esas partes de una cara hasta que fuera la cara de alguien más , seríamos capaces de distinguir entre la vida de al principio y la que quedó después de la *operación*? Yo lo dudo. Porque la verdad es que siempre he tenido problemas reconociendo a los individuos como *animales diferentes*, y resulta que todos viven en sus mundos aparte con sus presas y depredadores aparte y que todos los animales son su propia especie. Las vidas de los otros son resplandores horrorosos por hermosos y porque nomás los veo. A estas alturas ya sabemos que el cielo es un panteón de brillos y todas las tumbas están abiertas. Soy una persona voyerista y tengo el cielo abierto para mí, el tesoro de sus brillos abiertos, la vía láctea con los dientes erectos. Sí. Esas son las mamadas con las que lidio, ni siquiera a diario, CADA SEGUNDO que pasa, todas estas arquitecturas rapidísimas de átomos, el desperdicio de toda la electricidad, electricidad disponible para lámparas gigantescas y alumbrando cuando ya es de noche. Ahora me siento como uno de esos purasangres del rancho, que llevaban al prado a correr. Ha soñado toda la vida con el campo, el sabor de la hierba virgen, no cultivada por nadie y el cielo, todo el cielo que ellas quieran solo con respirar…Pero lo dejan a sus anchas y sin riendas ante este campo, y se queda quieto y quiere llorar porque puede ir a cualquier parte, pero no hay adónde ir. Ahora los caminos no llevan a nada, o al menos desde aquí no puedo ver a dónde llevan gran parte de estos caminos. Qué hay al otro lado del cielo. Todos los días me toca un cielo diferente y me espanto. El color nunca es el mismo por más que le ruego al señor, el color es tan grande que puede parecerme una impresión de parálisis, pero luego voy a mirar con más fuerza para ver en una esquina la mutación que ya ha comenzado ahí delante de mis ojos y yo no alcanzo a ver qué color nuevo va a salir de ahí, va a salir un nuevo color que no sabré mirar y así hasta muerte. Esto es la deriva. Aquí es la soledad. Y no pensé antes de meterme aquí . En este cuarto vas a platicar con tus ecos como si fueras Asterión, y vas a ser asesinado por una sombra tuya, Ricardo, una sombra que al cruzar no has visto y te esperó, escondida, en tu espejo. 

Estoy adquiriendo la molesta costumbre de confesarme cada que un mes empieza o acaba. Mis confesiones son completamente inútiles y a menudo suprimo cualquier posibilidad de reflexión traducible a nueva forma de vida con movimientos espasmódicos, me masturbo y deseo enterrar bajo el deseo y mis manos todo, todo el dolor de todo lo que el mundo está siendo y es a cada instante, un peso interior y maldito ... Estoy muy cansado, y mis manos aprendieron a violarme. Es un placer que está a la mano y lo quiero a puños. No tuve academia literaria; no tuve que abrirme paso entre los muertos porque todos estamos hechos unos muertos de hambre y nadie escucha ninguna voz, que no sea de algún fantasma. No me sirvieron a Cervantes para desayunar, mis padres fueron dos confundidos que unió una chingadera equis y de repente encadenó sus vidas a unos largos infiernos. Mi padre es una persona violenta cuya ira le sirve al estado . El estado ha podido moldear a mi padre: mi padre es el estado. Eso es, ahí va a jugar el agente, ahí va a jugarse la salud mental, oficial, interróguese dónde estuve ayer, con quién he estado hablando, de dónde saqué estos rasguños, hazte pedazos, agente, despedázate que estás cerca, puedes acabar con toda la carne de este individuo siempre y cuando quede pulcro el secreto. Ni un rasguño encima del secreto. Y tu madre es una esclava y su tiempo se murió. Tu madre está muerta porque no vive en el tiempo. Podría despertar en esa sala enfrente de ese televisor y sé que sería normal si no supiera qué año es. Y yo, como el mayor de los pendejos, que de estas conjeturas nada más me separan habitaciones vacías y unas poquitas preguntas, un poquito de ganas de querer saber quién es alguien. Ellos son mi familia y apenas sé quiénes son, y a veces me queda la impresión de que mi jefe hasta de eso quiso asegurarse, de que no funcionásemos *existencialmente* si quiera sin él, y como si nos hubiera condenado a esperarle, como si lo estuviéramos esperando para la cena o algo así y ya supiéramos todos que no va a aparecerse, pero tampoco sabemos cómo dejar de fingir, no sabemos cómo dejar de esperar. Hola, soy tu hijo, vivo cerca de ti y pienso en ti constantemente…tu veneno me pudrió las venas, padre, y tengo todo un mundo alrededor del que dejaste adentro de mí. Ella me dijo eso al irse, qué yo era como tú. Peor, qué yo era tú. Peor: tiene razón. Soy peor que tú, padre, porque yo me propuse esquivar tu ejemplo, y aquí estoy, ya ves, declarándome culpable de ser tú. Infidelidad, padre. Fui infiel y fui reincidente. Exprimo corazones como si fueran de juguete. Por eso las flores en mí están muertas: yo las arranqué de raíz.  

Mi única esperanza es que este drama me aburra, que yo no pase de ser un muchacho con muchas flores (de mentiras) en la cabeza y que al paso del tiempo iré entrando en el SENTIDO COMÚN de la vida que rige la realidad y que parece necesario para existir. Al menos ahora está empezando a doler muy feo cuando hago lo que yo quiero hacer. Parece que las cosas que DEBO hacer son cada días más y son más grandes, y sospecho yo que se alimentan de esas cosas chiquitas y flacas que todavía QUIERO hacer, los poquitos QUIERO que me quedan como animales asustados en la esquina del corral, la realidad entra al corral a decidir el querer que va a ser sacrificado. Todas las posiciones en que mi cuerpo ha estado desde que ella no está han sido posiciones que me duelen, me duelen TODOS los huesos del cuerpo y estoy seguro de que cada músculo está desarrollando su autodestrucción nerviosa. Los días me zumban en los ojos como enjambres de mosquitos por dentro. Estoy demasiado solo y tengo demasiado miedo; merezco la soledad y el miedo. No sé pedir ayuda, no creo merecer la ayuda que viniera, ni siquiera poseo las palabras necesarias para comunicar mi dolor, para abrirle un agujero a mi dolor y que todos puedan ver cómo es. Ni siquiera puedo ofrecer una idea vaga de lo que me está doliendo, y aun si consiguiera que un solo puñito de este dolor se derramara afuera de mí y alguien más lo viera y se doliese de él como suyo…Estoy rodeado de libros difíciles y de drogas, he adecuado las dimensiones de mi realidad hasta que la jaula en la que sé que estoy es lo más cómoda posible y aun así no paro de sentir que estoy muriendo cada vez que estoy respirando, que cuando yo respiro algo se muere. El otro día la Caro pudo destruirme a media Revu diciéndome las cosas que yo escuchaba nada más en eco adentro de mis sueños: tienes voz, tienes talento…no tienes disciplina. Y tiene razón. A LA VERGA LA DISCIPLINA. Jamás he encontrado muy atractiva a la gente que defiende su estilo de vida ( o la idea de su estilo de vida) como un animal amenazado y lleno de hambre, pero después de todo, eso es lo que tiene más sentido, yo he llorado y he tenido que sangrar para llegar hasta la concepción que tengo acerca de las cosas, es obvio que con la misma euforia voy a salir a defender el hecho de que así es como miro la vida y así es como la vida se mueve desde donde yo la miro. Y es verdad que soy un animal con hambre. Todo el mundo ha muerto de varias maneras, no se trata de comparar quién va más muerto que quién, ¿no? Yo voto por una silenciosa solidaridad entre los muertos. Pero dice que jamás podré tomarme nada en serio. Yo no soy así, yo no estoy hecho de aire, no soy muñeco de ventrílocuo. El aire que sale de mí es mío. No puedo hacer uso de mis facultades creativas porque estoy demasiado JODIDO. Los ojos que uso para agrandar las cosas los traigo lastimados y empañan lo que ven. No se ve nada. Vayamos más lejos:

No puedo caminar y ando a gatas hacia casi todas partes. He perdido toda mi seguridad, siento nuevos dolores en el cuerpo, nuevos vacíos abriéndose voraces. Conozco uno solo de esos vacíos; en ese vacío aviento estas palabras. Lucero, ya estás en el mero borde, el lugar hasta donde alcanzo a ver, ahí estás. Está llegando la hora de que no me acuerde quién eres. Y no sé nada, pero parece que estás por irte. No vas volteando para atrás y eso duele. No me debes voltear hacia atrás, no debes, pero cómo agradecería el dolor de conectar mis ojos a los tuyos una sola vez más. Te fuiste de golpe, te fuiste sin ruido, y tenías derecho. Han pasado meses y sigo allí sentado, borracho y risueño en el sillón de la cocina allá con mi abuela, y en estos meses que han ido pasando me he escondido la siguiente verdad sobre ese momento: me lastimó. Algo en mí quedó inútil cuanto leí que te ibas. Pero yo tenía tu mensaje en una mano y un bote en la otra, y cerré los ojos con tantas ganas de apachurrarlos entre mis párpados y le di un trago a la cerveza y me propuse olvidar, olvidarte, poner toda mi energía y fuerza y voluntad en destruir tu rastro. Luego de estos meses, qué puedo decir, no se va a poder. Quedas aquí tan dentro que buscarte para sacarte sería destruirme por buscarte. Irónicamente, no querer sacarte también es destruirme. Entonces es ganar-ganar. Busco las drogas, el sexo y la literatura. Los encuentro y no los quiero y no me sirven para nada. Me cuesta mucho estarme diciendo esto porque implica confesar que mi plan, el plan de aventarme al barranco, tiene fisuras y fallas y cosas que no tienen sentido ni llevan a ninguna parte. Y cuando te avientas a lo oscuro y crees que estás cayendo a solas, atrás de ti te siguen sombras. Quiero semisumergirme en la marihuana, no oler (a) otra cosa que hierba, quiero oler a sembradío, quiero ser un vergel verde. Y entre medias, si se puede, algo qué leer, algo qué escribir. Alguien que me lea y alguien que me escriba. No creo estar en una picada abajo depresiva; aun me quedan poquitas fuerzas para honestidades breves, pequeños relámpagos de claridad que surten efecto sobre todas las cosas y me hacen ver a la gente sin distancia. Ahora sé que no podré aferrarme a la lumbre de ningún relámpago, soy un pendejo por pensar que esa es manera de ver y vivir. Yo podía cuando ella estaba a mi lado, porque ella ha sido la luz más grande y por eso se llama Lucero, sólo su amor, sus manos mojadas de lágrimas, su cara buscándome para besos…sí, nada de eso ya. Pero duele, me duele, ella me duele, su voz me duele, me duele acordarme de su voz, me duele acordarme de despertar y verla dormir, me duele que no volveré a abrir los ojos para que ella sea lo primero que mire. Tengo dolor, estoy adolorido, y no sé en dónde poner nada de este dolor. Quizá el mayor miedo es que ya ni siquiera estas cosas que escribo puedan hacerme el paro. Sí, sí, sé que son bucles y ciclos y procesos y que todo, en algún lugar del futuro, algo debe estar saliendo bien ahí, pero cómo tarda el futuro…había esperado el futuro toda mi vida y con ella parecía que estaba por llegar. Ibas a traer el futuro, pero al final nomás trajiste ruido de rosas quebrándose, ruido de cosas que caen. El nudo raro que tejimos, míralo y dime qué es, por qué es, por qué teníamos que enredarnos las vidas así de tanto así de fuerte? Hubo una fase, ya no sé ni cuál ni cuándo (pero sé que sucedió) en que hubiera puesto mi vida para ti, lo hubiera abandonado todo, Lucero, todo lo que no fueras tú lo hubiera abandonado. No sé por qué ese momento empezó, mucho menos por qué terminó, ni cuándo terminó. Yo pensaba que no era un momento, que estar con el cuerpo caído encima de tu cuerpo, yo pensaba que eso era la vida, que de eso se trataba la vida. Sólo quería dormir sobre tu cuerpo dormido. Quería cosas bonitas para los dos Lucero, quería flores y demasiado romance, soles puestos, muchos mañanas. Pero no te di flores, no fui ni pa una simple rosa. Yo no soy aquel que te dio rosas. Esos paraísos a tu lado me duraron un momento, porque al final lo que abandoné fue a mí. Me abandoné y dejé solo mi amor, el poco amor que ha habido en mi cuerpo, el poco amor que Dios me prestó… lo he perdido y por eso te perdí, porque no amé al amor. 

Y todas estas confesiones deben sonarte y de seguro deben ser estúpidas, patéticas, ridículas, pero es lo que tengo, qué quieres que te diga, es lo que tengo en mí. Sólo quería decírtelo, quería que lo supieras. Merecías la decencia de mi respuesta y tardé años y ya estás lejos, pero aquí está. Cuando te fuiste traía alborotados los ojos, no pude ver que de a de veras te ibas, a lo mejor sí hubiera visto hacia dónde te estabas yendo, pero no miré nada porque yo ya me había ido, te dejé con la palabra en la boca, te dejé hablándole a la nada y yo fui el primero en no estar y lo siento. Lo siento. Lo siento. Lo siento. Lo. Siento. Lo sientolos8ebrorkekkejdjsjsjsjjsjsjzjzjzjb de verdad de neta neta que me Arrepiento , sé que lo fácil vendría siendo arrancarse la piel, a tirones, mordidas, despojarme, despejarme de toda esta piel para que la culpa me caiga directo y me queme el mero corazón… La. Culpa me está alumbrando ahora y en su luz lo veo todo, toda las cosas muertas qué se arrastran adentro de mi cuerpo, toda la luz estancada, luz llena de telarañas, mis luces tienen polvo y son muy viejas y se apagan todas mis luces, Lucero. El miedo que le tengo a todo, la nada a la que va mi vida, todo lo descarrilado 

Para qué me hago pendejo yo solito. No la amaba, nunca la amé. Si la hubiera amado de a de veras, no estaría esto escrito aquí… pero lo que sí es real, y nada, ni dios ni el diablo ni el cielo podrían desmentir, es que intenté amarla, qué lo intenté con todo lo que había adentro de mí, y que no pude, pero tampoco pude verla irse, no podía dejar que ella se fuera porque eso hubiera sido admitir un fracaso: mi fracaso como ser de amor. No sé enamorar, no soy una persona amorosa. Sé que si no fue con ella, a través de ella, contra ella, si mi amor no despertó durante 7 años de espera, entonces es que no tengo amor. Ponte a buscarlo. Ponte a perseguir amor. Que te den lo que quieran, qué te avienten lo que traigan y te miren comerlo delante de sus pies… Algo así, esa sería la definición qué yo daría del amor, de amar a alguien, yo comiéndome las sobras de la vida de alguien, yo sobreviviendo a sobras, yo renunciando, yo negando qué hubiera un yo. No tengo derecho a la vida, pero sí merezco vivir así. 

Voy en paz ahora. Nunca otra vez tus ojos, jamás de nuevo el frío fulgor. Ya encontraron a los gatos callejeros. Ahora puedo decir soy Ricardo, ahora puedo morirme a gusto: a esa niña flaca el aire ya se la llevó 

Comentarios

  1. De haber sabido que la seguías queriendo... ¿Ahora cómo te dejo yo de querer?

    ResponderEliminar
  2. Las flores metafóricas de Ricardo:

    «el cielo es un panteón de brillos y todas las tumbas están abiertas»
    «No me sirvieron a Cervantes para desayunar».
    «Los días me zumban en los ojos como enjambres de mosquitos por dentro».
    «[...] cómo agradecería el dolor de conectar mis ojos a los tuyos una sola vez más».
    «Ibas a traer el futuro, pero al final nomás trajiste ruido de rosas quebrándose, ruido de cosas que caen».

    Estas citas son adornos florales; el poeta, un florista del lenguaje.
    Un texto espléndido, ¡saludos!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares